jueves, 31 de enero de 2008

Feas (de Elvira Lindo)

Desde que ayer leí este artículo en ElPaís no dejo de pensar y darle vueltas al asunto... En cómo se nos recortan las libertades adquiridas por la generación anterior y de cómo la nuestra las está regalando a la iglesia, a los conservadores, a la nada. Véase esta semana la victoria de los médicos sobre Espe (jode lo que somos). Bravo por ellos! Bravo por esos que no se achantaron delante de la hipocresía del polítiqueo barato! Pero nos queda mucho por hacer!

"Pocas y viejas. Así, tan reveladoramente, definía el presidente de E-Cristians a las asistentes a las manifestaciones proderecho a una ley de plazos (no proaborto, por favor, porque no hay nadie que desee realizar una actividad tan traumática). Por si la definición no nos había herido suficientemente, el escritor Juan Manuel de Prada nos la explicó, con sorna, en una columna. Lo que ese despreciativo "pocas y viejas" encerraba era un adjetivo que saltaba, al parecer, a la vista: feas. Mujeres feas que habían sobrepasado la edad de procrear y que por tanto deberían esconderse en su casa para que la libido, tan sensible, de ciertos varones no se viera afectada. Bien es cierto que no se sabe que en la historia de las reivindicaciones callejeras haya nada escrito sobre la edad, el sexo, la belleza o la raza que deben cumplimentar los manifestantes, y que la presencia de estas mujeres maduras apoyando la libertad de las jóvenes no responde sino a un deseo de solidaridad que, por cierto, debería haberse contagiado a muchos hombres, que en este tipo de casos muestran su indignación de forma perezosa. ¿Qué culpa tienen de que la naturaleza dejara caer la responsabilidad sobre los hombros de ellas.
Pocas, viejas, feas. Se podría respetar casi todo, incluso la no aceptación del aborto, si no fuera porque esa defensa de "la vida" nunca se reduce a ese acto sino que encierra una idea despreciable de la mujer, que nunca parece ser adulta para decidir sobre su propio destino. Viejas, feas. Adjetivos que escupe la boca de aquel que entiende que sólo se ejerce la masculinidad rebajando a las mujeres. Palabras que se siguen escupiendo en esta España que a veces se expresa como hace cuarenta años. Y es que para que algo hubiera cambiado en nuestra esencia eterna este artículo debiera haber sido escrito por un hombre."

Publicado en ElPaís el 30 de enero de 2008. Escrito por Elvira Lindo

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