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Me gusta.
Me gusta lo que hago.
Y me gusta mucho.
Y no quiero volver a tener que justificarme.
No quiero tener que disculparme por mi "mini-éxito" (con todas las comillas y precauciones que hagan falta).
No quiero que algún ingenierín/banquerín/abogadín sin vocación me mire a la cara con el desprecio del que sabe que siempre estará por encima. Quiero mirarme en un abogado/banquero/ingeniero de vocación y que parezca un espejo.
Y me gusta mucho lo que hago.
No me esfuerzo, no me dejo los ojos, devano los sesos, destrozo los pequeñines músculos y gran hígado entre otros por gusto, convicción o necesidad. Lo hago porque lo siento.
Me llama.
Me invoca.
El resto (los no invocados a esto) no tienen porque no descubrir el mundo. Pero no descubren el mío. Por tanto no lo entienden. Por tanto no tienen derecho a negarlo y mucho menos a destruirlo con opiniones estúpidas.
Que lo difícil parezca fácil.
Vibrante.
Cuando sepáis lo que es vibrar con algo, y aun a riesgo de parecer apocalíptica, entonces habréis encontrado lo vuestro.
Ayer estuvo Fede Montornès en la gallery. Pensando. Repensando. Montando. Creando una expo.
Aún tiemblo.
Mucho más que en ARCO.
Mucho más que nunca.